Características y evolución artística

A partir del siglo XVI, que concidiría con el final de los Reyes Católicos, los reinados de Carlos V (1516-1556) y de Felipe II (1556-1598) , macaría la expansión del Renacimiento por España, el cual se vería facilitado por las constantes relaciones diplomáticas con Italia que se mantenían desde la época medieval.

En lo referente a la pintura renacentista española, destacaría la ausencia de temática profana y predominio de la religiosa, ya que mayoritariamente la clientela mayoritaria de los artistas sería la Iglesia. La técnica preferida para tales obras sería el óleo sobre tabla, o sobre lienzo con escaso desarrollo del fresco. Ademas, cabe destacar una dependencia de las formas italianas que convivían con los restos góticos y caracteres populares.

En la pintura barroca, por su parte, se puede apreciar un dominio de los temas religiosos, debido principalmente al desarollo de la Contrarreforma religiosa nacida del Concilio de Trento. Además, muchas obras eran encargadas por la Iglesia, por lo que naturalmente se impondría las temáticas religiosas. Por otro lado, los pintores españoles recibirían claras influencias del tenebrismo de Caravaggio en el tratamiento de la luz, lo que permitía la creación de atmósferas que transmitían una mayor realidad a los temas.

También se apreciaría una ausencia de sensualidad en las plasmaciones artísticas debido a la época histórica en que elaboraron las obras y por el temor a la Inquisición.

Existe un gran naturalismo a la hora de trata las obras, lo cual se traduce en un mayor realismo. Se busca mostrar la sencillez y equilibrio en las composiciones y formas, no se buscaría movimientos violentos y se organizaría  el cuadro a partir de líneas diagonales y escorzos. Cabe mencionar también la utilización naturalista del color y la preocupación por la profundidad, culminando así con un pleno dominio de la perspectiva área.

Virgen con el niño y San Juanito

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Llegado a Valencia en el séquito del cardenal Rodrigo de Borja junto con el napolitano Francesco Pagano, Paolo de San Leocadio introdujo las novedades del quattrocento italiano que después repercutirían en otros pintores como los Osona, Falcó o Macip.

La composición piramidal y los gestos y miradas de las figuras revelan ecos leonardescos asimilados a través de los Hernandos. Esta pintura de carácter privado y devocional, encargo quizá de doña María Enríquez, ha sido relacionada con una tabla citada en la sacristía de la colegiata de Gandia. Existe también una composición muy similar a ésta, firmada por el pintor, en colección particular.

.Se trata de una pintura en la que, lo que se irá configurando en Italia como estilos leonardesco y rafaelesco, se unen con gran armonía.

Virgen de la Fiebres

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Espléndida pintura de Bernardino di Benedetto di Biagio, «Il Pinturicchio», que testimonia los vínculos existentes entre Valencia y Roma a finales del siglo XV gracias al mecenazgo de la familia Borja.

Su comitente, don Francisco de Borja, desempeñó cargos importantes en la Corte Pontificia en tiempos de su pariente Alejandro VI. La mitra que aparece a sus pies alude a su condición de obispo de Teano. La obra procedía de su capilla votiva dedicada a la Virgen de las Fiebres en la colegiata de Xàtiva, pasando en el siglo XIX a la Academia de San Carlos por donación del académico don Francisco Llácer. Destaca el magnífico retrato de perfil del prelado, de influencia flamenca, así como la belleza idealizada de los personajes sagrados.

La Virgen, representada como Mater Sapientae, enseña a leer a su Hijo, vestido con indumentaria all’antica. Esta obra tuvo una fuerte repercusión en el medio valenciano de su tiempo.

San Sebastián atendido por las Santas Elena y Lucina.

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Fechada entre los años 1630 y 1640, esta pieza es un claro ejemplo del estilo de este pintor valenciano Jose de Ribera, el cual se formó  artísticamente en Nápoles. Sobre un fondo oscuro, casi negro, representa al santo desnudo con un extraordinario estudio anatómico, intensamente iluminado. Mientras, Santa Irene en la penumbra retira las flechas del martirio. Detrás, entre las sombras, se vislumbra la criada que ayuda en los quehaceres y equilibra una composición marcadamente diagonal muy recurrente en las obras de la época, con un realismo visible al ojo del interesado. Actualmente, este gran lienzo se expone flanqueado por otras dos obras autógrafas de Ribera, “Pitágoras” y “Heráclito”.

Retrato del padre Jerónimo Mos

jeroni_jacint_espinosa_el_dominic_fra_jeroni_mos_1627Esta obra maestra es de los primeros años del pintor Jerónimo Jacinto Espinosa donde demuestra sus dotes para el retrato. Capta al padre Jerónimo Mos, que aparece sentado con hábito dominico junto a un bufete con un magnífico fragmento de naturaleza muerta con tintero, libro y reloj. La obra se caracteriza por ser de una naturalidad muy intensa y con una gama de color que porcedían de Ribalta.

El retratado desempeñó importantes cargos dentro de la orden de dominicos y aparece efigiado hacia 1628, año en que se fecha la dedicatoria. En el ángulo inferior izquierdo aparece la firma de Espinosa estampada sobre un papel doblado.

San Bruno

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Forma parte de un retablo desmontado procedentede la Cartuja de Portaceli y supone una joya delincipiente del barroco español. No sólo en el gesto sino en volumen y“tactilismo” de los hábitos,unidos al escorzo del brazo que avanza sobre el libro, encontramos el robusto viento renovador tras el manierismo del círculo de pintores de Juan de Juanes que llenan el siglo anterior.
Esta obra, creada por Francisco Ribalta, muestra el naturalismo que caracteriza a las pinturas barrocas. Con gestos y las formas de disposición del cuerpo son de gran riqueza, además del juego del volumen que se puede observar.