Introducción al Renacimiento y Barroco

El Renacimiento hace referencia a un gran movimiento cultural y artístico que se originó en Europa Occidental durante los siglos XV-XVI. Está caracterizado por ser un periodo intermedio entre la Edad Media y la Edad Moderna, y cuyos máximo baluartes se encontrarían en las artes. Sin embargo, también se producirían importantes avances en los campos de las ciencias naturales y humanas. Este movimiento nacería en la ciudad italiana de Florencia y se expandiría posteriormente por toda Europa, marcado un antes y un después en el devenir del hombre.

El Renacimiento surgiría gracias a la divulgación de una serie de ideas las cuales establecerían una nueva concepción del hombre y el mundo que lo rodea. De esta manera, se iniciaría una nueva etapa en la vida de los europeos que recibiría el nombre de humanismo. Con el humanismo, el ser humano se revalorizaría a sí mismo, destacando su inteligencia, su creación artística, su libertad, que estaría inspirada en la civilización clásica, permitiendo al mundo adquirir una nueva fisonomía distinta a la de su época antecesora.

El término“renacimiento” se utilizaría para identificar ciertas características o elementos pertenecientes a la cultura clásica griega y latina. Se aboga así por una ampliación de los horizontes históricos y geográficos, una vuelta a los antiguos valores de la cultura grecolatina y a la libre contemplación de la naturaleza, trassiglos de una mentalidad fuertemente dogmática, rígida y cerrada como lo fue la Europa del periodo medieval.

En definitiva, esta nueva etapa se caracterizaría por una nueva forma de ver y entender al hombre en su medio, que afectaría lo campos de las artes, la política, la filosofía y las ciencias, sustituyendo el pensamiento teocéntrico del mundo por uno mucho más antropocéntrico, en donde el ser humano sería el protagonista principal de su propio destino.

Por otra parte, el Barroco fue una corriente artística, cultural e ideológica que se manifestaría no solo en la arquitectura, escultura o pintura de la Europa Occidental, sino que también se manifestaría en la literatura, danza, música, teatro y otras artes de variada naturaleza. El estilo barroco nacería en Roma durante el último tercio del siglo XVI y llegaría a perdurar hasta mediados del siglo XVIII.

En un comienzo, el Barroco conservaba las antiguas formas propias del Renacimiento formas que fueron modificadas haciéndolas más  flexibles y con características propias que le diferenciaron del equilibrio renacentista y del clasicismo de antaño. El Barroco no fue solo un arte dedicado exclusivamente al ámbito religioso, sino que también tuvo un corriente secular muy destacada e importante.

Durante los siglos XVI y XVII se produciría el fortalecimiento y afianzamiento de las monarquías europeas, para quienes  el barroco  satisfacería  todas las necesidades de lujo y riqueza, que estas promovían y  que se caracterizaba por el espectáculo y la creencia de que el “poder solo se podría realzar si se manifestaba por un brillo fastuoso.