Retablo de la Purísima concepción

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Durante su etapa valenciana (1496-1508), Damián Forment trabajó en colaboración con su padre Pablo y su hermano mayor Onofre, y llevaron a cabo el primer retablo mayor que tuvo la capilla dedicada a la Purísima Concepción en el Convento de la Puridad. Actualmente se encuentra en el Museo de Bellas Artes de Valencia con la posibilidad de observalo, ya que fue sustituido a mediados del siglo XVII por otro retablo de Leonardo julio Capuz, más acorde a las tendencias barrocas del momento. Este retablo tardo-gótico es conocido popularmente como el de La Puridad. La obra pictórica es de Nicolas Falcó mientras que la imaginería es de Pablo, Damian y Onofre Forment. Se trata de un retablo con influencias aragonesa y con pinturas al óleo sobre tabla fechado entre 1500-1515. El conjunto presenta un marcado carácter eucarístico, con una policromía dominada por el dorado que contrasta con el verde y el rojo de las figuras pictóricas. En el centro de retablo, sobre una peana se sitúa la talla de la Inmaculada Concepción, y en las calles laterales se representa la Natividad de María y la Presentación en el templo junto a San Joaquín y Santa Ana.

Aunque esta obra todavía esta marcada por la tradición gótica, tiene elementos innovadores como la inclusión deliberada de pequeñas esculturas o el más elaborado diseño de los maderos, lo que marca el principio de una tendencia que irá a más en el género de los retablos, y que impulsa la carrera de su autor.

El retablo mayor de la Iglesia de San Lorenzo

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El Retablo Mayor de la Iglesia de San Lorenzo fue realizado hacia 1683 por Leonardo Julio Capuz a partir del diseño de Tomás Vergara. En este retablo barroco ocupaba el espacio
central una imagen de San Lorenzo con la palma del martirio, al que le acompañaban la Purísima Concepción, San Vicente Mártir, San Blás, San Orencio y Santa Paciencia (padres de San Lorenzo). Si bien todas estas imágenes desaparecieron en la Guerra Civil, el retablo que pudo salvarse. Según se cuenta el retablo una vez saqueado y despojado de sus imágenes iba a ser destruido, pero el padre de Vicente García Tamarit fundador de la Casa de los Caramelos, que era carpintero, convenció a los milicianos de que la madera del retablo era muy buena y que él se encargaría de ir desmontándolo poco a poco, aunque nunca lo hizo.

Actualmente, los restos del retablo realizado en madera dorada, lo prvirgen-del-rosario-san-lorenzoeside una figura barroca del siglo XVII representando a San Lorenzo. Flanquean al santo una imagen de San Luis Obispo y otra del Beato Nicolás factor, ambas obras de José María Pansoda realizadas en 1952. Es destacable la decoración barroca de este Retablo Mayor, con la presencia de seis grandes columnas salomónicas con cepas y amorcillos enroscadas en su fuste. En el último nivel de la composición destaca una pintura de la Purísima Concepción.

La actual talla de San Lorenzo que encontramos en el retablo procede del Convento de clarisas de Calatayud, ya que estas tenían que abandonar el convento y enterados los franciscanos de la existencia de la imagen les fue solicitada para ocupar su puesto en el retablo. A los pies del retablo y sobre una mesa, una imagen de la Virgen del Rosario, talla de Ignacio Vergara que pudo salvarse de los daños en la Guerra Civil.

San Vicente Ferrer de Ignacio Vergara.

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De entre las obras realizadas por Ignacio Vergara, muchas de ellas fueron a parar a distintos puntos de España, la mayoría de temática religiosa y de imaginería, bien encargadas por la burguesía, bien por las instituciones religiosas. Una de las más destacables es la escultura de San Vicente Ferrer realizada para la ciudad de Cádiz.

Vergara la realiza repitiendo el modelo iconográfico más difundido del santo valenciano: aparece predicando con la mirada al frente mienttras señala al cielo con la mano derecha y con la izquierda sujeta un libro en alusión a sus predicaciones. Hay que señalar la naturalidad con la que la obra fue plasmada, prácticamente viva y capaz de transmitir su propio significado a aquél que la observe desde el ángulo apropiado.

Técnicamente, esta escultura realizada a tamaño inferior al natural y en madera, es una de las obras más logradas de la plástica valenciana del siglo XVIII, no obstante actualmente no reside en Valencia, sino en Cádiz. A la dinámica composición, que goza de movimiento vertical hacia arriba por la disposición de sus brazos, hay que añadir la pericia del artista en el tratamiento del hábito, así como el estudio anatómico de sus manos y su expresivo rostro, que dan una sensación de teatralidad. También son destacables la policromía, particularmente las zonas monocrómas en negro del hábito, y los elementos ornamentales.