Portada del Palacio del Marques de las dos Aguas

El palacio del Marques de las dos Aguas es un edificio representativo de Valencia que fue la antigua residencia de los Marqueses de dos Aguas, siendo en su origen un edificio de época gótica. Actualmente es producto de las sucesivas reformas que ha sufrido a lo largo del tiempo. La primera y más radical fue llevada a cabo en la década de 1740 en un acusado estilo Rococó. Los tres artífices principales de la reforma fueron el pintor Hipólito Rovira Meri, el decorador Luis Domingo y el escultor Ignacio Vergara Gimeno.

Entrando al edificio, de planta cuadrangular irregular y organizado en torno a un patio, sus fachadas se alzan sobre una planta baja y en dos alturas, y en un lateral se abre la puerta principal, realizada en alabastro por Ignacio Vergara a partir del diseño de Hipólito Rovira.

En la composición de esta magnifica portada realizada hacia 1745 se distinguen dos cuerpos separados por una sin-titulotytytytytytytytytycornisa mixtilínea. En el primer cuerpo se hace referencia a diversos vicios y virtudes, entre los que destacan los dos ríos mas caudalosos de la comunidad valenciana: el Turia y el Júcar, representados por dos grandes figuras humanas desnudas o atlantes; bajo ellas dos cántaros derraman agua en clara alusión al título de los marqueses. En la parte derecha de la portada vemos representadas dos cabezas de cocodrilo, un carcaj con flechas y una vasija por cuya boca se derrama el agua. Sobre este conjunto una de las dos grandes figuras antes aludidas y más arriba decoración de hiedra a cuyo tronco se enrosca una serpiente. En el lado izquierdo, un león recostado, otra vasija derramando agua y otro carcaj con flechas. Sobre el lomo del león descansa el pie del otro gigante. Completa el conjunto diversa decoración de tipo vegetal y una palmera.

En el dintel de la puerta esta el escudo de los marqueses, el escudo de los Rabassa Perellós y sus diversos entronques nobiliarios mientras que dos figuras rodean o protegen el escudo.

En el cuerpo superior, en una hornacina, esta la imagen a tamaño natural de la Virgen del Rosario, elegida como patrona por la Casa de Dos Aguas. A los pies de la Virgen dos matronas arrodilladas una de ellas con una cornucopia de la que se derraman frutos (alegoría de la Agricultura y la Prosperidad) y la otra con una vasija a sus pies de la que salen monedas (alegoría de la Justicia y la Magnanimidad). Flanquean a la Virgen del Rosario dos pares de sirenas aladas de pequeño tamaño. En toda la portada se desprende la desbordante voluptuosidad del estilo rococó. La Virgen del Rosario era una muetra de la imagineria policromada de Ignacio Vergara, pero ésta desapareció y la que ahora vemos es una copia en yeso realizada en 1866 por Francisco Molineli Cano. La hornacina tiene una tapa que permite la ocultación de la imagen: cuando los marqueses se encontraban fuera de palacio la imagen de la Virgen se encontraba oculta y cuando si lo estaban, la imagen aparecía descubierta a la vista de la gente.

El retablo mayor de la Iglesia de San Lorenzo

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El Retablo Mayor de la Iglesia de San Lorenzo fue realizado hacia 1683 por Leonardo Julio Capuz a partir del diseño de Tomás Vergara. En este retablo barroco ocupaba el espacio
central una imagen de San Lorenzo con la palma del martirio, al que le acompañaban la Purísima Concepción, San Vicente Mártir, San Blás, San Orencio y Santa Paciencia (padres de San Lorenzo). Si bien todas estas imágenes desaparecieron en la Guerra Civil, el retablo que pudo salvarse. Según se cuenta el retablo una vez saqueado y despojado de sus imágenes iba a ser destruido, pero el padre de Vicente García Tamarit fundador de la Casa de los Caramelos, que era carpintero, convenció a los milicianos de que la madera del retablo era muy buena y que él se encargaría de ir desmontándolo poco a poco, aunque nunca lo hizo.

Actualmente, los restos del retablo realizado en madera dorada, lo prvirgen-del-rosario-san-lorenzoeside una figura barroca del siglo XVII representando a San Lorenzo. Flanquean al santo una imagen de San Luis Obispo y otra del Beato Nicolás factor, ambas obras de José María Pansoda realizadas en 1952. Es destacable la decoración barroca de este Retablo Mayor, con la presencia de seis grandes columnas salomónicas con cepas y amorcillos enroscadas en su fuste. En el último nivel de la composición destaca una pintura de la Purísima Concepción.

La actual talla de San Lorenzo que encontramos en el retablo procede del Convento de clarisas de Calatayud, ya que estas tenían que abandonar el convento y enterados los franciscanos de la existencia de la imagen les fue solicitada para ocupar su puesto en el retablo. A los pies del retablo y sobre una mesa, una imagen de la Virgen del Rosario, talla de Ignacio Vergara que pudo salvarse de los daños en la Guerra Civil.

San Vicente Ferrer de Ignacio Vergara.

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De entre las obras realizadas por Ignacio Vergara, muchas de ellas fueron a parar a distintos puntos de España, la mayoría de temática religiosa y de imaginería, bien encargadas por la burguesía, bien por las instituciones religiosas. Una de las más destacables es la escultura de San Vicente Ferrer realizada para la ciudad de Cádiz.

Vergara la realiza repitiendo el modelo iconográfico más difundido del santo valenciano: aparece predicando con la mirada al frente mienttras señala al cielo con la mano derecha y con la izquierda sujeta un libro en alusión a sus predicaciones. Hay que señalar la naturalidad con la que la obra fue plasmada, prácticamente viva y capaz de transmitir su propio significado a aquél que la observe desde el ángulo apropiado.

Técnicamente, esta escultura realizada a tamaño inferior al natural y en madera, es una de las obras más logradas de la plástica valenciana del siglo XVIII, no obstante actualmente no reside en Valencia, sino en Cádiz. A la dinámica composición, que goza de movimiento vertical hacia arriba por la disposición de sus brazos, hay que añadir la pericia del artista en el tratamiento del hábito, así como el estudio anatómico de sus manos y su expresivo rostro, que dan una sensación de teatralidad. También son destacables la policromía, particularmente las zonas monocrómas en negro del hábito, y los elementos ornamentales.