Introducción a la Arquitectura barroca.

El Barroco llegó a Valencia en el siglo XVII como al resto del país y se trata de un movimiento artístico marcado por el influjo del Herrerianismo del escorial y la severidad localizada en los edificios religiosos, incorporando poco a poco un barroco eclesiástico y monárquico. Así lo vemos en los monasterios de San Miguel y de los Reyes.

A fines de siglo, la influencia ornamental presiona a mecenas y artistas, de modo que comienza una etapa de revestimiento de edificios góticos a veces completada con bóvedas al fresco que ayudan a la fantasía visual creada por la conjunción de todas las artes. Tal es el caso de la Iglesia de los Santos Juanes o de San Juan del Mercado. Artistas como Juan Bautista Viñes, Pérez Castiel y Juan Bautista Mínguez, que trabajan especialmente en las nuevas “Capillas de la Comunión”, como vemos en la de la Iglesia de San Nicolás o en el remate y ornamentación de las antiguas torres, campanarios góticos que, incluso se sustituyen por nuevos como el caso de la Torre de Santa Catalina.

El siglo XVIII con la llegada de la dinastía borbónica, introduce las formas propias del Rococó, que se traducen en los interiores religiosos con profusión de guirnaldas, estucos y yesos dorados creando un estilo muy colorido, a los que se le añade la azulejería de Manises, de gran tradición en Valencia desde la época medieval. Esta simbiosis artística la podemos encontrar en la Iglesia de Nuestra Señora del Pilar. Por otro lado, el edificio señero de esta nueva arquitectura de influencia francesa la tiene en el Palacio del Marqués de Dos Aguas.

Pero a mediados del siglo XVIII el barroco se sigue viendo en la fachada principal de la Catedral relegando el Rococó a las zonas rurales para introducir en la ciudad la producción artística “culta” como es el caso del Camarín de la Virgen de los Desamparados.

Hipólito Rovira Mari

Era hijo del escultor Vicente Rovira y de su segunda esposa María Martí, y fue bautizado en la parroquia de San Esteban el 15 de agosto de 1695.

Rovira tuvo una temprana afición al dibujo y al grabado, animada y supervisada por Evaristo Muñoz Estarlich y por el grabador Juan Bautista Ravanals. Esta precocidad artística se refleja en un grabado aparecido en la obra Las tres púrpuras de Alzira. Bernardo, María y Gracia (escrita por el canónigo de la catedral de Valencia Jaume Cervera e impresa en 1707 en los talleres de Jaume Bordázar). Otra obra, más trabajada, fue el grabado para ilustrar el primer volumen del Museo Pictórico de Antonio Palomino. En 1716 grabó el retrato del venerable dominico fray Domingo Anadon para la vida escrita por el padre Serafín Tomás Miguel. Posteriormente grabaría la cabecera de las Patentes de sanidad de Valencia, encargo del Ayuntamiento de la ciudad, y también se encargaría de dos estampas con motivo de la canonización de Francisco de Regis. Hipólito Rovira también realiza retratos: del Marqués de Dos Aguas (su protector), del arzobispo Company (según un dibujo de J. Camarón), del duque de Alcudia y de Hugo de Moncada, general de las galeras valencianas (según un dibujo de J. Carmona).

Como muchos de los artistas de la época, viaja a Italia para formarse hacia 1720. Allí entra en contacto con Corrado Giaquinto y Sebastiano Conca. En Roma gozó de la protección del padre Vicente Ripoll, general de la orden dominica, dedicándose a copiar los frescos de Annibale Carracci del Palacio Farnese (según testimonian Orellana y Ceán).

Después de que su salud física y mental se resintiera, volvió a Valencia, donde pintó la cúpula de la capilla de san Luis Bertrán del convento de Santo Domingo. En 1736 recibe un pago por la limpieza de las mesas del altar mayor de la catedral de Valencia, para la que también pintó dos cuadros: La conversación de San Pablo y Santiago Matamoros. Para el monasterio de Zaidia pintó un Nacimiento del Niño Dios y una Virgen del Rosario. En la casa de Ignacio Vergara había otras pinturas suyas, como un Sacrificio de Isaac, según indica Orellana.

Su protector, Ginés Rabassa de Perellós, nombrado marqués por el rey Carlos II, tenía alojado a Hipólito en el palacio de los antiguos barones de Dos Aguas, y a él se debe el encargo para la nueva portada del palacio, ideada por Rovira y ejecutada por Ignacio Vergara y Luis Domingo a partir de 1740. Del mismo modo, también se encargó de diseñar una carroza para el marqués (la Carroza de las Ninfas, conservada en el palacio) que igualmente esculpió Vergara.

El empeoramiento de la salud mental de Hipólito Rovira provocó su traslado a la Misericordia y después al Hospital General de Valencia, donde moriría el 7 de mayo de 1765.

Aparte de sus facetas como pintor y grabador, Rovira destacó por sus dotes para el dibujo. Se conservan ejemplares que muestran sus aptitudes en el Museo de Bellas Artes de Valencia, diversas academias de desnudos, temas religiosos como La Inmaculada, San Antonio Abad o La muerte de la Virgen, además de una figura de un pastor (firmado el 11 de marzo de 1757) y dos dibujos curiosos que representan esqueletos, que guardarían relación con otro dibujo parecido que guarda el Museo del Prado.

Presbiterio de la Catedral de Valencia

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Año 1684. El mejor y más importante ejemplo del barroco decorado del siglo XVII en la ciudad de Valencia. Esta joya de la arquitectura barroca fue costeada por el arzobispo Cameros. El presbiterio ojival, por la envoltura barroca, se comenzó haciendo bóvedas en los cinco ochavos de la capilla, abriendo lunetos, para entrada de luz. En los arcos de la bóveda se colocaron motivos florales, entrelazados con amorcillos y relieves que terminan en la clave de la bóveda y el autor Pérez Castiel puso columnas salomónicas decoradas con guirnaldas que se enrollan al fuste, frontones partidos con conchas gallonadas, molduras de realce para luces y sombras, además de la ornamentación con formas vegetales.

Retrato del padre Jerónimo Mos

jeroni_jacint_espinosa_el_dominic_fra_jeroni_mos_1627Esta obra maestra es de los primeros años del pintor Jerónimo Jacinto Espinosa donde demuestra sus dotes para el retrato. Capta al padre Jerónimo Mos, que aparece sentado con hábito dominico junto a un bufete con un magnífico fragmento de naturaleza muerta con tintero, libro y reloj. La obra se caracteriza por ser de una naturalidad muy intensa y con una gama de color que porcedían de Ribalta.

El retratado desempeñó importantes cargos dentro de la orden de dominicos y aparece efigiado hacia 1628, año en que se fecha la dedicatoria. En el ángulo inferior izquierdo aparece la firma de Espinosa estampada sobre un papel doblado.

Portada de la Iglesia de San Juan del Mercado

Portada lateral de la Iglesiafterer de San Juan del Mercado, de los Santos Juanes. Es un acceso característico, aplicado en el siglo XVII a un edificio gótico al que se revestía según el gusto barroco. Tras sufrir dos grandes incendios, se le añadió una cabecera barroca hasta que, después de 1653, todo el templo fue reformado tanto en el interior como en el exterior. Los pedestales están dispuestos diagonalmente a la fachada, mientras que el frontón decorado de roleos, macollas y pomos en la escultura central de la virgen. El final de la decoración culmina en el interior, con la bóveda pintada al fresco por Antonio Palomino en 1703.

Basílica de la Virgen de los Desamparados

Muchos de estos edificios barrocos se encuentran vinculados a la Iglesia por lo que se pueden apreciar durante el siglo XVII se aprecian edificios barrocos tales como la Real Basílica de la Virgen de los Desamparados datado en 1653 y cuya autoría es de Diego Martinez Poce de Urrana. El edificio tiene una planta oval en un rectángulo, decorada al exterior por encuadres y balconajes de movidas líneas. A partir del siglo XVIII se decoró el interior con una bóveda al fresco subordinando el tambor a una pieza de apoyo. Con el neoclasicismo, el arquitecto Vicente Gascó, modificó y amplió el camarín y la semicripta conocida como “la coveta”.

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San Bruno

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Forma parte de un retablo desmontado procedentede la Cartuja de Portaceli y supone una joya delincipiente del barroco español. No sólo en el gesto sino en volumen y“tactilismo” de los hábitos,unidos al escorzo del brazo que avanza sobre el libro, encontramos el robusto viento renovador tras el manierismo del círculo de pintores de Juan de Juanes que llenan el siglo anterior.
Esta obra, creada por Francisco Ribalta, muestra el naturalismo que caracteriza a las pinturas barrocas. Con gestos y las formas de disposición del cuerpo son de gran riqueza, además del juego del volumen que se puede observar.

Francisco Ribalta

Bautizado el 2 de junio de 1565 en Solsona (Lérida), su familia se trasladó hacia 1572 a Barcelona, donde su padre ejerció el oficio de sastre. Allí hubo de iniciar su formación como pintor hasta 1581.hacia esta fecha debió de trasladarse a Madrid pues su primera obra conocida, los Preparativos para la crucifixión del Museo del Ermitage de San Petersburgo, aparecen firmados y fechados en Madrid en el año 1582. También estaría presente con sus trabajos en Algemesí y en Valencia. En esta última ciudad desde 1599 a 1617, donde crearía su “Última Cena” o “Institución de la Eucaristía”,  o el óleo sobre lienzo adherido a tabla del Colegio del Patriarca (retablo mayor). Centrada en el instante de la consagración, la Cena de Ribalta guarda según Antonio Palomino estrecha relación con la pintada por Vicente Carducho para las Carboneras de Madrid.

Es probable que la elección de Valencia como destino se debiese a su amistad con Lope de Vega, secretario personal del marqués de Malpica que, a su vez, era cuñado del arzobispo Juan de Ribera, conocido por sus demandas artísticas y a la sazón ocupado en la decoración de su Colegio del Corpus Christi. Al menos desde el mes de febrero de 1599 Ribalta se encontraba ya en Valencia donde, hombre piadoso según los testimonios de quienes le conocieron, se inscribió en la cofradía de la Virgen de los Desamparados. Inmediatamente después de su llegada a la ciudad gozó de la protección del arzobispo, para quien pintó algunos retratos, de los que se conservan en el Colegio del Patriarca los de Sor Margarita Agulló y el Hermano Francisco del Niño Jesús, tomados de los retratos que les hiciera Juan Sariñena puesto que él no llegó a conocer a los retratados.

Ignacio Vergara Gimeno

Ignacio Vergara Gimeno (Valencia, 1715 – 13 de abril 1776) fue un escultor español, de estilo tardobarroco, que realizó su aprendizaje en el taller de su padre, el escultor Francisco Vergara el mayor.

Fue fundador y director general de la Academia de Santa Bárbara, posteriormente Real Academia de San Carlos y Escuela de las Nobles Artes en Valencia; y académico de mérito de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid.

Su obra más importante es la portada del Palacio del Marqués de Dos Aguas (1744) en Valencia, cuya traza arquitectónica es de Hipólito Rovira. Otras, todas ellas en piedra, son el grupo escultórico Ángeles venerando a María de la portada de la Catedral de Valencia, las imágenes de la iglesia de las Escuelas Pías (San Joaquín, San José y el Niño y Santa Ana y la Virgen en el exterior y los cuatro evangelistas sobre el altar mayor), la imagen de San Antonio Abad de la portada de la Iglesia de San Martín y San Antonio y la imagen de San Bruno de la capilla de la Universidad de Valencia. Como imaginero en madera, destacó en la Virgen de Portacoeli de la catedral de Valencia, la de San Pedro Alcántara en el convento de San Pascual de Villarreal y las tallas de San Jerónimo y San Francisco adorando al Crucifijo.

En todas ellas se identifica con el barroco final, a veces clasificado como rococó. De fecha más tardía es la Alegoría de Carlos III acompañado de la Justicia y la Prudencia en el Palacio de Justicia de Valencia, que muestra un estilo ya más cercano al neoclasicismo.

Leonardo Julio Capuz Calvet

Leonardo Julio Capuz Calvet (Onteniente, Valencia, 1660 – 1731) fue un escultor español del siglo XVIII, discípulo de José de Churriguera, perteneciente a una familia de escultores genoveses afincados en valencia; su hermano Raimundo Capuz, también fue escultor.

En su obra se pueden apreciar influencias francesas y alemanas, enlazando la escultura valenciana del Renacimiento de Damián Forment y Juan Muñoz con la neoclásica de Ignacio Vergara y José Esteve. Introdujo el uso de la columna salomónica en la Comunidad Valenciana.

A él se deben diversas esculturas barrocas, entre las que destacan la de Santo Tomás de Villanueva y San Vicente Ferrer, en la iglesia de San Salvador de Valencia, la escultura de Felipe V que se encuentra en el museo de Bellas Artes de Valencia y la de San Miguel en la iglesia de Benigánim. Además, es autor del retablo de la Cueva de Santa Altura, del retablo de San Pedro y San Pablo de la Colegiata de San Bartolomé en Belmonte (Cuenca) y, la que es su primera obra documentada y lamentablemente desaparecida, el retablo mayor de la iglesia de Burjasot, así como de las fachadas de la iglesia de los Santos Juanes y de la iglesia de la Santa Cruz, ambas en Valencia.